Tradicionalmente la festividad de Semana Santa en Andalucía supone para el sector de la Hostelería y restauración los días del año con mayor facturación. Si el tiempo acompaña, visitantes y foráneos se echan a las calles para seguir las marchas procesionales de Hermandades y Cofradías, haciendo en bares y restaurantes los obligados altos en el camino para reponer fuerzas o simplemente tomar un refrigerio. En estos últimos tiempos ha entrado en escena un nuevo actor que se ha convertido en oráculo y consejero infalible antes de entrar a un establecimiento. Me refiero a las páginas de búsquedas con reseñas de viajeros tipo “Tripadvisor” o ahora también “Google”.
Antes de elegir entre una amplia oferta de bares y restaurantes ubicados en una misma zona, es habitual consultar las reseñas dejadas por otros usuarios, para finalmente decantarnos por los mejor valorados. Debido a la comodidad y el uso generalizado del teléfono móvil y sus distintas aplicaciones, podemos consultar estas páginas a tiempo real desde cualquier lugar y dispositivo.
“Tripadvisor” es un portal de viajes creado en Estados Unidos a finales de los noventa, que se ha convertido en referente mundial respecto a comentarios de usuarios sobre hoteles y restaurantes. En “Tripadvisor” los usuarios de establecimientos de hostelería pueden compartir sus experiencias y comentarios con otros usuarios. No existen requisitos. Cualquiera desde su teléfono móvil y solo con dar de alta una dirección de correo electrónico, puede escribir un comentario en estas páginas.
En la mayoría de países civilizados este tipo de páginas tienen una utilidad objetiva, pero en un país como España, en que la envidia es deporte nacional, la credibilidad de este tipo de portales queda en entredicho. Diariamente intercambiamos impresiones con muchos profesionales de la Hostelería, y todos coinciden en la tiranía que para sus negocios supone condicionar parte de las ventas a los comentarios positivos o negativos realizados en estas páginas, y sobre todo al hecho de que no exista un instrumento real de control para contrastar la veracidad de los comentarios y la identidad de los usuarios.
Muchos hosteleros cuestionan en parte su credibilidad y nos comentan algunos casos llamativos, como haber recibido valoraciones negativas coincidiendo con el día de cierre de sus negocios, hosteleros que con distintas cuentas de correo escriben valoraciones positivas sobre si mismos o negativas sobre su competencia directa, incluso casos de empresas que previo pago, escriben un determinado número de comentarios positivos sin visitar el local.
Personalmente lo hemos comprobado, y no existe una rigurosidad para contrastar la veracidad de los comentarios o la identidad de los usuarios. Cualquiera puede escribir un comentario positivo o negativo sin fundamento e interactuar en la valoración real del sitio.
Aunque los administradores son reticentes a facilitar estadísticas, se estima que en España un importante número de todas las reseñas y comentarios realizados en este tipo de páginas son arbitrarios y tienen como trasfondo intereses particulares, ya sea para incrementar la valoración del propio negocio con reseñas positivas falsas, o perjudicar al vecino con negativas inventadas.
Tras visitar varios foros y blogs relacionados con denuncias, malas prácticas y estafas en el sector de las reformas, todos los afectados coinciden en que podían haber evitado sus problemas si hubiesen acertado con la elección de la empresa adjudicataria de las obras. Antes de decantarse por una u otra empresa de reformas, hay tener en cuenta tres consejos básicos consustanciales con esta actividad, y en los que por activa o pasiva coinciden la mayoría de usuarios en estos foros.
1º consejo.- Evitar contratar a la empresa con el presupuesto más barato
Es el error más frecuente según la mayoría de afectados. Contratar una empresa de reformas no es como comprar ropa o un electrodoméstico, que dependiendo del comercio es posible encontrar el mismo artículo con precios diferentes. Cada empresa de reformas cuenta con operarios de una mayor o menor cualificación y experiencia. El Convenio de la Construcción unifica y equipara los criterios en el ajuste de salarios. Ningún auténtico profesional acepta cobrar en nómina menos de lo estipulado por Ley. Cuanto más barato es un presupuesto de una empresa de reformas, peor es la cualificación de los trabajadores, la calidad y el resultado final de las obras. Hay que desconfiar de empresas con presupuestos baratos, porque desgraciadamente en construcción lo “barato” siempre sale “caro”. Al aplicar los mismos costes y beneficios la mayoría de “empresas legales” coincidimos en nuestras cotizaciones, siendo las diferencias muy pequeñas.
2º consejo.- Evitar contratar empresas a través de intermediarios
Es otro de los grandes errores al contratar una empresa reforma. En estos últimos años han proliferado las páginas de intermediarios en el sector de las reformas, creadas por empresas de marketing o publicidad que poco o nada tienen que ver con la construcción. Estos portales funcionan con una dinámica muy sencilla; el usuario rellena un formulario detallando el tipo de obra que desea realizar y en un corto plazo de tiempo recibe 3 o 4 presupuestos de empresas de reformas afiliadas a estas páginas. La empresa finalmente seleccionada paga una comisión al portal por realizar el trabajo. Pero, ¿Qué tipo de empresas de reformas realmente se apuntan a estas páginas web? Visitando varios de estos portales hemos comprobado que la gran mayoría de estas “empresas de reformas” no tienen “vida propia” fuera de las susodichas páginas de intermediación. Son totalmente desconocidas a nivel local, sin domicilio conocido o referencias. Solo un teléfono móvil. Ninguna empresa sería, solvente y con cierta reputación acepta participar de este tipo de portales. Los distintos presupuestos que el usuario acaba recibiendo están elaborados en la gran mayoría de ocasiones por “empresas” opacas, de tercera o cuarta división. El no exigir ningún tipo de documentación acreditativa ni unos requisitos mínimos para darse de alta, hace que estas páginas de intermediación se hayan convertido en refugio para toda la morralla del sector; empresas que incumplen todas las normativas y carecen de los permisos y altas administrativas mínimas necesarias para ejercer la actividad, sin recursos, infraestructura y personal cualificado, aunque maquillando el tema con estrellas y comentarios positivos de los usuarios se intente dar otra impresión. Estos comentarios en la gran mayoría de ocasiones son solo un gancho y han sido inventados.
3º Consejo.- Evitar contratar a familiares, amigos o vecinos en situación desempleo
Es otro de los errores más comunes. La crisis económica ha provocado que desgraciadamente todos conozcamos a familiares, amigos o vecinos del sector de la construcción en paro, generalizándose la creencia de que encargando la reforma a uno de estos desempleados se conseguirá un beneficio económico respecto al coste del mismo trabajo realizado por una empresa especializada. Nada más lejos de la realidad. Las empresas especializadas cuentan con los medios, estructura, recursos y organización necesarios para abordar y resolver con solvencia cualquier tipo de reforma, tanto en plazos como en calidades. El desempleado por el contrario carece de estos medios organizativos, tiene que trabajar a escondidas y a duras penas consigue que el resultado final de la reforma sea el deseado, corriendo además el riesgo de cometer una grave infracción en caso de ser “pillado” por una Inspección de Trabajo o ante cualquier tipo de incidencia que incluso puede acabar en delito tipificado. Por otro lado en la mayoría de las ocasiones el coste final de la reforma también acaba siendo muy superior al presupuesto inicial ofertado por la empresa especializada, eternizándose los plazos de ejecución. En alusión a este tema, en el sector de la construcción ya se ha hecho popular el dicho “Para que te engañe otro te engaño yo que soy tu amigo”. La mejor manera de no acabar peleados con familiares, amigos o vecinos es contratar los servicios de una empresa especializada.
Desde que constituimos nuestra empresa en 2001, somos testigos todos los años de como aparecen en el sector del diseño y la construcción “personajes” que pretenden “comerse el mundo” con estrategias comerciales muy agresivas, usando comportamientos deshonestos, desleales y poco éticos en detrimento del resto de compañeros de profesión con el fin de darse a conocer e intentar crearse un hueco en el mercado. Estos “personajes” lo mismo que aparecen, desaparecen de escena en pocos meses agobiados por las deudas y las reclamaciones judiciales. Pero en este intervalo de tiempo ocasionan un perjuicio tanto a la profesión como al resto de compañeros.
Entre la gran variedad de pícaros y prácticas deshonestas utilizadas, podríamos destacar como más frecuentes las siguientes:
1. OPORTUNISTAS. Solicitan a la Propiedad los presupuestos o valoraciones del resto de competidores para mejorar “cualquier oferta”
Son los que acaban consiguiendo la adjudicación de una obra “a cualquier precio”. Para los “oportunistas” esta práctica significa en la mayoría de ocasiones trabajar por debajo del coste real. Es acabar vendiendo “duros a cuatro pesetas”. Se traduce en rebaja de calidades, la intervención de trabajadores poco cualificados, no pagar a proveedores, etc. Al final ni funcionan ellos, ni dejan que funcionemos el resto de empresas serias, que somos el verdadero motor de crecimiento para una sociedad, pagando impuestos y creando puestos de trabajo. También acaban generando muchos conflictos a la Propiedad que a corto plazo se traducen en una publicidad negativa para todo el sector.
2. PIRATAS. Competir sin reunir los requisitos administrativos para el ejercicio de la actividad
Nuestra actividad está englobada dentro del sector de la construcción, y cualquier empresa que desarrolle esta actividad debe de contar con unos los requisitos necesarios fijados por la Ley; altas fiscales, altas de los trabajadores en los correspondientes regímenes de la Seguridad Social, Prevención de riesgos laborales, formación de los trabajadores, reconocimientos médicos, etc. Las empresas a las que no les es necesario contemplar estos costes a la hora de elaborar sus presupuestos, compiten en ventaja con respecto del resto de empresas serias que pagamos impuestos y cumplimos con todo lo estipulado por la Ley para el ejercicio de la actividad. Los “piratas” son bastante fáciles de distinguir, porque desarrollan las obras a puerta cerrada, y cuando escuchan “inspección de trabajo” salen corriendo o saltan por las ventanas.
3. GOLFOS. Realizan presupuestos incompletos a sabiendas de que serán necesarias mejoras para finalizar las obras, con el posterior incremento en el coste inicial
Es quizás la práctica deshonesta más frecuente y extendida en el sector de la construcción. Los “golfos” aprovechan el desconocimiento de la Propiedad en el campo de la construcción para elaborar presupuestos incompletos a sabiendas que serán necesarias la realización de mejoras posteriores para la poder finalizar las obras, con el consiguiente incremento y repercusión sobre el presupuesto inicial. Al no contemplar todas las partidas necesarias, estos presupuestos son lógicamente más bajos que el de resto de empresas que estudiamos pormenorizadamente cada operación con el fin de dar a nuestros clientes ofertas transparentes y totalmente cerradas económicamente.
Los tres supuestos que hemos comentado con anterioridad no serían posibles sin la necesaria complicidad del Propietario o el Promotor de la obra. Por acción u omisión es el mayor responsable de
que este tipo de comportamientos se lleven a la práctica. Los Promotores serios y responsables (que son la gran mayoría) rechazan este tipo de prácticas y no se dejan embaucar. Prefieren
contratar los servicios de una empresa seria que genere la suficiente confianza como para que se implique en su proyecto.
Lo meritorio no es hacer una obra o reforma, a fin de cuentas es algo que podría hacer casi cualquiera. Lo difícil es mantener un proyecto empresarial durante muchos años, desarrollando trabajos
solo de calidad y siempre respetando un código de ética profesional por el que nadie pueda hacer nunca el más mínimo comentario negativo al respecto.